Por Manuel Delgado Cabeza. Camas, 23.02.2018
En torno a 35 personas estuvimos analizando y reflexionando sobre la realidad económica de Andalucía de la mano del profesor Delgado. Su forma didáctica, sencilla y, a su vez, profunda de exponer, apoyado, además, en clarificadoras diapositivas, nos cautivó a todos. El cerrado aplauso y los comentarios entusiastas al final lo avalaban.
Tras agradecer a FOCODE la invitación, comenzó a decir que vivimos en una tierra rica, reconocida desde tiempos remotos. Tal abundancia podía haber ocasionado que como pueblo disfrutásemos de prosperidad. Sin embargo nos ha sucedido como a los pueblos del sur, que siendo ricos, se han visto afectados por la «maldición de la abundancia» (El libro con este título lo podemos leer aquí.) La riqueza está lejos de los andaluces. ¿Por qué? Desde la conquista cristiana de Andalucía sabemos que sólo una minoría fue agraciada con la mayoría de las tierras. Y el resto fue obligado a poseer solamente su fuerza trabajo participando escasamente en la riqueza.
Aquí no se ha producido una revolución industrial como en Cataluña o el País vasco. Constituimos una fuente de riqueza agrícola concentrada en pocas manos. Andalucía se dedica fundamentalmente a la extracción de recursos naturales que controlan las élites extractivas. ¿Cómo es nuestra economía? (dispositiva 2).
Estamos siempre en el mismo sitio en todas las estadísticas, cerca del último lugar de España, cuando no el último. Se da un gran contrate entre lo poco que obtenemos en términos monetarios y la cantidad de recursos empleados. Madrid, por ejemplo obtiene el 20 por ciento poniendo en juego un 4
por ciento de recursos de España. En Andalucía, poniendo en juego casi el 20 por ciento de los
recursos solo conseguimos el 13 por ciento.
Nuestras materias primas se dedican a la exportación, al servicio de actividades cuya producción se hace fuera. Exportamos frutas y hortalizas e importamos alimentos elaborados. Un intercambio desigual.
En la llamada «economía estructural» se da una desconexión entre la producción y el consumo. Exportamos también petróleo de refinería e importamos los productos manufacturados, convirtiéndonos en un «territorio vertedero», por ser los andaluces más permisivos y tener los salarios más bajos.
Así sucede en el campo de Gibraltar y en Polo químico de Huelva. Estas materias primas no tienen conexión con el territorio andaluz es la llamada economía de enclave.
La agricultura y el turismo constituyen la mayor dedicación andaluza, gracias a nuestro patrimonio natural. Para la agricultura necesitamos agua. Se ha pasado de 500.000 hectáreas de regadío a un millón a costa de los acuíferos (ver diap. 6).
El suelo lo ponemos y lo padecemos.
El profesor puso un mapa de 1997 (ver dispos. 7) donde se muestra el grado de erosión del suelo por hectárea. El Olivar ocupa el 70 por ciento de la tierra cultivable. El valor añadido, la riqueza que genera el olivar no va al agricultor. El olivar, por término medio, tiene pérdidas.
Sólo se sostiene por las subvenciones, que son una plataforma para que quienes de verdad sacan beneficios.
Se está vendiendo el aceite por debajo de lo que le cuesta. Las distribuidoras pagan 3 euros por un litro de aceite y el coste para obtenerlo prácticamente es el mismo. Además de las subvenciones, otra apoyatura del olivar es el bajo coste de mano de obra en condiciones lamentables que no se imaginaba hace unos años. El 60 por ciento de los jornales no se declara.
Hay problemas de viabilidad económica en las exportaciones agrícolas, eso se ve en el censo agrario de 1989 a 2009 (diap. 9). La deducción de este grafico es que se pasa de tener 400.000 explotaciones a tener 242.000.
Ha desaparecido casi la mitad dándose una mayor concentración de la tierra. La salida que está teniendo el olivar es pasar al olivar superintensivo. De tener entre 200 o 300 olivos por hectárea a 2.000 o 3.000 olivos por hectáreas. Sembrados todos muy cerca como arbustos. Permite la comodidad de terminar con la mano de obra al hacer la recolección con máquinas, parecido a la de las viñas. Es ya un negocio que rebasa a los agricultores, es un negocio financiero, de especulación, entramos en otra dimensión, hay inversión de capitales muy fuertes, la riqueza que producimos es apropiada desde fuera, nosotros ponemos la cama.
La otra parte es Almería. Allí hay 30.000 hectáreas de invernaderos. Los agricultores ganaban dinero
un tiempo, pero los márgenes se han estrechado, por mayores costes y precios masbajos de venta.
De los años 70 en Almería se ha multiplicado por 4 la producción, aunque la extensión no es mayor.
Los pequeños agricultores almerienses están forzados a crecer a lo alto, no a lo ancho. Si en el año 70 por un kilo de hortaliza se cobraba 100, hoy se cobra la mitad. Esto obliga a producir más por hectárea. Hasta finales de los años 90 los márgenes eran soportables a bases de una mano de obra precaria. Ya no compensa el incremento de la producción por la bajada de los precios (Disp. 14,15,16).
Se dan avances tecnológicos punteros como la hidroponía, sin suelo, con las raíces sobre receptáculos donde reciben los elementos químicos básicos. De 2001 a 2014 solo cuatro años obtuvieron beneficios. ¿Cómo se sostiene entonces? Con el crédito. Los agricultores almerienses están muy endeudados. La mitad de los ingresos lo destinan a pagar créditos. Trabajan más y contratan mano de obra precaria, porque los costes crecen y no los controlan. Otro modo de superar la situación es conseguir agua barata de los acuíferos, el metro cúbico no pasa de 15 céntimos.
Es una energía poco sostenible. Trabajan más y contratan mano de obra precaria, porque los costes crecen y no los controlan. Otro modo de superar la situación es conseguir agua barata de los acuíferos, el metro cúbico no pasa de 15 céntimos. Es una energía poco sostenible. Los acuíferos están sobrexplotados, los agricultores presionaron para que se construyeran desaladoras (más información).
Se fabricaron tres desaladoras, auténticos megaproyectos, con enormes costes.
Su agua le cuesta al agricultor, 45 céntimos el metro cúbico. Entonces, los agricultores prefieren sacarla del suelo. Pero se está presionando parque se subvencione el agua de las desaladoras.
También tenemos el turismo, donde ponemos también la cama y una mano de obra en malas condiciones con unos salarios muy lamentables. Las cadenas hoteleras emplean la mano de obra de subcontratas, que pagan el salario que les conviene. Un camarero en la costa del sol gana 5 o 6 euros la hora.
Crece el número de turistas, pero no el poder adquisitivo de los trabadores. También en esta actividad la apropiación de riqueza es precaria para lo andaluces.
En cuanto a la minería no nos conviene porque crea poco empleo y poco dinero y los daños ecológicos ya los conocemos. Una fuente de riqueza que ha jugado un papel importante ha sido la construcción. Pero la burbuja inmobiliaria (Ver gráfico) creó riqueza ficticia, una actividad especulativa con los precios de la vivienda en alza. En el 2001 ya sobraban 500.000 viviendas y a pesar de ellos en pocos años se construyeron 700.000 más para satisfacción de los especulares.
Seguimos pagando aquel aquelarre, quienes se enriquecieron lo han hecho a costa de la sociedad. Todo esto nos lleva pensar que somos ricos en recursos pero la codicia de otros nos deja a dos velas. ¿Qué hacer? Nos hemos quedado solos. Si no nos unimos y organizamos para que se genere una economía a nuestro favor, tiene mala pinta. Debemos funcionar con otra lógica.
Nuestro papel en la Unión europea es de sirviente. Abastecemos de materiales y energías a otras economías del norte. Comenta a continuación una interesante diapositiva (número 19) que relaciona Cataluña y Andalucía y clarifica lo que ha venido diciendo. Andalucía, en extracción de minerales y refino de petróleo, aportamos el 26 por ciento nacional; en agricultura, el 20 por ciento; en pesca, el 17. Sin embargo la economía catalana es dueña de la industria química. Son clasificaciones muy
parecidas pero a la inversa. Nosotros fomentamos le crecimiento económico de otras zonas sin beneficiarnos apenas. La química en Andalucía tiene el 7 por ciento, en Cataluña, el 42 por ciento de resultado. Producimos las materias primas de la química catalana.
DEBATE
En el debate, Manuel Delgado amplió y profundizó su exposición previa.
Los valores monetarios no expresan todos los procesos, la vida no se puede traducir a valores monetarios.
La industrialización no resuelve el problema, pues estamos ya en una fase del sistema en la que se ha pasado del ámbito de lo productivo. El capital global ha emprendido una vía que, sin necesidad de producir, sigue ganando dinero con sus acciones que valen cada vez más. Con este sistema no se pueden resolver los problemas en una economía como la nuestra. Es la lógica de la acumulación.
¿Por qué se sigue construyendo viviendas incluso sino hay demanda? Para que los constructores acumulen riqueza.
Se nombró también la riqueza del sol en Andalucía, Abengoa…
Las formas de apropiación de la riqueza están en contra nuestra, Abengoa es un ejemplo. Había ingenieros que cobraban 600 euros. Es un modelo “depredador—presa”. El estado lleva 500 años consolidando permanentemente lo que tenemos. Tarea de sirviente. Estamos solos.
¿Un cambio político ayudaría? El sistema ya no es capaz de resolver estos problemas. La toma de decisiones se ha ido alejando de nosotros.
Hemos ido perdiendo el control de lo que comemos, por ejemplo. Mientras la lógica sea la de las grandes corporaciones (Nestlé, McDonald…) no tenemos posibilidad de controlarlas. El sistema capitalista no nos sirve. Hay experiencias que están funcionado fuera de los circuitos de los mercados convencionales, entre otros la moneda social, alternativa al euro, es una experiencia muy interesante.
Debemos resolver nuestros problemas con soluciones nuevas. El sistema político está al servicio del estado económico. Vivimos en momento muy complejo. Llegaremos al colapso, si no reaccionamos.
Andalucía es una de las zonas más deprimidas de la Unión europea. Sin embargo, factores educativos, emotivos y personales hacen que sigamos diciendo: esto es lo mejor delmundo. Damos pie para que la gente nos robe.
Por otra parte, el optimismo de la gente tiene una cara positiva, porque es mejor reír que llorar. Los valores de compartir y de solidaridad que nos caracterizan son valores para la supervivencia. En un sentido, somos un pueblo antisistema. Para nosotros, el tiempo no es oro. El tiempo tiene otro valor.
No estamos volcados en la riqueza, estamos más por la vida. El crecimiento no equivale a creación de empleo, pues es un empleo muy precario. Y citó una chiste de El Roto: «Ya no se creen las mentiras, así no se puede gobernar»
Hay grandes marcas que no tienen ninguna empresa, utilizan subcontratas. Cuando, por ejemplo Heineken compró Cruz campo, fue una gran inversión, pero qué pasó, que hizo una reconversión, disminuyó el empleo, las fabricas filiales de producción de cervezas se cerraron, la cebada que se compraba en la campiña Sevilla la compraron, más barata, en otros países.
Así funciona ahora la economía, cada vez más en nuestra contra. Mientras nos lo creamos tendrá más vida. Y concluyó citando otra viñeta de El Roto que venía a decir: «no permitas que te explote, explótate a ti mismo». Es lo que le pasa en gran medida al trabajador autónomo.
Tras dos horas y cuarto de intensa reflexión, 20 personas fuimos a tomar unas tapitas y a seguir
conviviendo y charlando sobre el interesante tema tan bien expuesto.
M. F. Villegas.
PSOE de Camas al Servicio de todos los Cameros y Cameras
