Biblioteca de Camas, 9 de febrero de 2018
Fotos: Enrique R. Margarit
Difícil sintetizar en una modesta crónica resumen la emoción desatada en el público ante el caudal de información y de experiencias tan valiosas que recibimos. El asunto lo merecía y la calidad y preparación de los tres conferenciantes lo ratificaba.
Llegamos a contar, al final del acto, a 50 personas.
Nuestro presidente, Antonio Durán, fue presentando a cada uno en el momento previo a su intervención. La primera en hablar fue MARÍA ISABEL CINTA GUILLÉN de quien Antonio dijo, entre otras cosas, que era catedrática de Lengua castellana y literatura, doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla, y, en la actualidad, es integrante del grupo de investigación sobre Literatura contemporánea y Comunicación en la Universidad de Sevilla. Es, además, autora de numerosas publicaciones. Hoy nos hablará —concluyó— sobre “LOS REPUBLICANOS EN EL EXILIO”.
La profesora, tras dar las gracias a FOCODE por invitarla, comenzó diciendo que había recuperado la figura y obra de Manuel Chaves Nogales, muerto en el exilio español. He llegado a conocer a los exiliados españoles a través de él —confesó— y en mis largas experiencias con ellos. Por otra parte, la Asociación Archivo, Guerra y Exilio me permitió conocer a muchos exiliados traídos por la secretaría de la asociación para que regresaran a su tierra. Entre ellos, una de las niñas de la guerra que llevaron a Moscú.
Todos estaban muy ilusionados con volver a España: en el exilio cantaban canciones españolas y recordaban a personajes llenos de amor a su país. Los trajeron también por problemas de salud, necesitaban operarse de cataratas, de dientes…. En los parques se veían felices y cantando y dando vivas a la república. En Francia, en el 2016, con motivo del aniversario de la muerte de Manuel Azaña, asistí a un homenaje en el cementerio en el pueblo donde está enterrado: Montauban (sur de Francia). El teatro estaba lleno de chavales, atentos a las cosas que contábamos de España. Eran descendiente de exiliados, les habían hablado sus abuelos de España. Acudieron incluso dos ministros del gobierno francés. Tuve la ocasión de alojarme en la habitación donde murió Azaña. Por la tarde hubo un festival en el que cantó la tercera generación de la emigración por Antonio Molina, Concha Piqué, etc. Allí hay un instituto con el nombre de Azaña, hay también asociaciones y monumentos en la ciudad relativos a nuestro país.
En Argentina, en la avenida Corrientes de Buenos Aires, se crearon reuniones de exiliados españoles, y todos los domingos se reúnen, comen paella, cantan canciones españolas y bailan evocando a la madre patria. También en Uruguay tienen un centro español. Hubo entre los exiliados personas relevantes, médicos, escritores, investigadores. Juan Ramón Jiménez, que murió en Puerto Rico, Cernuda y Salinas ambos muertos también en el exilio.
Lo peor fue el desgarro de tristeza vivido en el exilio. Tenían siempre la maleta preparada para regresar por si Franco de moría, muchos no pudieron. La BBC tuvo locutores españoles que llevaban la voz desde Londres a América latina, como Arturo Barea, autor de la novela histórica, la forja de un rebelde. Y qué decir de Salvador de Madariaga, ensayista internacional, ministro de la república, voz del europeísmo.
Tengo que concluir y lo haré con algunos párrafos de Chaves Nogales tomados del prólogo de su libro, A sangre y fuego.
Yo era eso que los sociólogos llaman un "pequeñoburgués liberal", ciudadano de una república democrática y parlamentaria… Ganaba mi pan y mi libertad con una relativa holgura confeccionado periódicos y escribiendo artículos, reportajes…con los que me hacía la ilusión de avivar el espíritu de mis compatriotas... Un grupo fascista de Madrid había tomado el acuerdo de proceder a mi asesinato.
Yo era perfectamente fusilarle. Vi convertirse en comunistas fervorosos a muchos reaccionarios y en anarquistas terribles a muchos burgueses acomodados. La guerra y el miedo lo justificaban todo.
(enero—mayo 1937) (Merece la pena leer el prólogo completo de “A sangre y fuego”)
En segundo lugar, Antonio presentó a JUAN MIGUEL BATALLOSO NAVAS. Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación, por la Univ. de Sevilla, Doctor en Ciencias de la Educación por la misma Universidad con el tema "Educación personalizada y liberadora en la Cuenca Minera de Riotinto”. Ha ejercido como Profesor y Orientador Psicopedagógico. Ha participado en Congresos y Cursos sobre su materia, tanto en España como fuera (en Brasil, México, Perú y Portugal). Ha escrito numerosos libros y otras publicaciones.
Hoy nos va a hablar de sus últimas experiencias como cofundador de la Asociación Memoria, Libertad y Cultura Democrática, nacida en Camas.
Represento a un pequeño colectivo —comenzó a decir Juan Miguel— que se dedica a rescatar la memoria histórica de nuestra ciudad, de Andalucía y de España y a realizar actos culturales para promover valores éticos universales.
Os propongo un ejercicio de imaginación. Piensen en un edifico tan grande como la catedral de Sevilla, de 5 plantas, que está lleno de salas y cuadro, con escaleras mecánicas… Acceden el mismo centenares de niños acompañados de sus profesores para que visiten las exposiciones, videos, audios… Todo en recuerdo de lo que sucedió en Chile cuando el golpe de estado de 1973. Es un museo nacional de los derechos humanos. ¿No se podría hacer lo mismo en cada comunidad autónoma? Algo parecido se ha hecho también en Argentina y en Perú, con el nazismo o con Mussolini.
¿Qué pasa en España, siendo el segundo país después de Camboya que tiene más muertos enterrados en las cunetas?
Voy a refrescar la memoria. Cuando terminó la guerra civil había 700.000 presos metidos en campos de concentración. Se puede decir que hubo, en total, un millón de presos. Queipo de Llano mandó ejecutar solo en Sevilla a 13.520 vecinos, en Andalucía alrededor de los 58.000. Este general asesino sigue enterrado todavía en La iglesia de la Macarena. Nos han enseñado que la guerra civil era un enfrentamiento entre españoles. No señor, fue la masacre de un ejército contra el pueblo. Fue una matanza unilateral. Se dice en determinados círculos que somos personas resentidas, vengativas, que hay que pasar página. Sí, pero ello hay que tener acceso a la verdad, a la justicia y a la reparación. No se puede reparar lo irreparable.
Reconciliarse supone rendir homenaje a las personas que murieron por los derechos humanos. Se empezó a ejercer la memoria histórica a partir de la ley de Zapatero de 2007, incompleta, pero gracias a eso se ha trabajado en ese tema. Se calcula que quedan todavía 2.800 fosas comunes donde pueden haber hasta 200.000 víctimas.
La ley de la memoria histórica andaluza asume la responsabilidad de crear estructura que financien y promocionen la memoria histórica de Andalucía, sacada adelante sin ningún voto en contra. Se desarrolla en 9 títulos. Contempla la posibilidad de crear una comisión de la verdad. Crea el instituto de la memoria histórica de Andalucía. Verdad, justicia y reparación son sus principios básicos. También tiene elementos críticos, no cubre todas las necesidades. Es un paso muy positivo, pero no sé si demasiado tarde.
Finalmente, Antonio Durán presentó a ALEJANDRO RUIZ—HUERTA CARBONELL.
Doctor en Derecho y Licenciado en Ciencias Empresariales. Profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Córdoba desde 2008. Y antes en la Universidad de Valladolid y la de Burgos. Es presidente de la Fundación Abogados de Atocha encargada de mantener la memoria de aquel episodio del 24 de enero de 1977, tanto en su vida personal como en la Transición que vino después. Ha escrito numerosos libros, entre ellos La memoria incómoda, una reconstrucción de los hechos de Atocha, cuya tercera edición nos ofrece hoy.
Comenzó Alejandro diciendo que hay que transformar la violencia y el dolor en voluntad común por la democracia para todos, también para los mismos asesinos. Estos son debates necesarios e imprescindibles. Ahora que estoy jubilado, me dedico a promover la creación de una cátedra de Memoria Histórica en la universidad de Córdoba. En cuanto a la transición, cuando el Partido Comunista crea la política de reconciliación, esa idea hecha también con el corazón, hará posible, entre otras cosas, la creación de despachos laboralistas que ayudaron muy significativamente a los trabajadores, también lo hicieron determinados sectores de la Iglesia católica.
Teníamos abogados de barrios, precisamente en una coordinación de estos abogados nos atacaron los fascistas. Hay quienes hablan despectivamente del régimen de la transición, es injusto, aunque hubiera cosas que se hicieron mal. Felipe González podía haber hecho más por la memoria, pero citando al general Gutiérrez Mellado nos decía que debajo de la sociedad aún había ascuas que era peligroso avivar. Parece que la entrada en Europa, en 1986, no debía hacerse con un mogollón de muertos desenterrados.
La memoria es un problema de humanidad, más que político. Es terrible que todavía se siga llorando alos muertos, la última asociación de la memoria en Córdoba se llama «Dejadnos llorar».
Se trata de un recuerdo vacío: la mayoría de los restos de las fosas de España son de gente que no se sabe quiénes son. Es un recuerdo lleno de anónimos.
Se dan dos factores claves:
—Uno, las asociaciones de memoria históricas están enfrentadas entre sí. En Córdoba hay un foro de la Memoria, y ahora aparece la asociación «Dejadnos llorar».
—Dos, el factor educativo. Uno de los proyectos en los que estamos en Córdoba es ofrecer materiales didácticos de la represión al alumnado, no se trata de fomentar el odio sino de reconocer delitos reales.
El origen de nuestra democracia del 77 está en la segunda república española. En mi libro hablo de «memoria incómoda» porque incomoda al poder, es hablar del olvido y del silencio, de las redes del atentado que nunca fueron descubiertas. Nos obligan a reconstruir el relato de la transición. Nunca he pretendido representar a mis compañeros asesinados.
Uno de los factores claves era el trabajo colectivo, el salario de los abogados y de los de la limpieza era el mismos para todos, y nuestro trabajo a favor de los obreros lo hacíamos en equipo. Hay una frase del escritor francés Paul Éluard: Si el eco de su voz se debilita pereceremos. Alejandro terminó recordando a cada uno de sus compañeros asesinados —se puso de pie y toda la sala lo hizo con la emoción contenida escuchando los nombres de los mártires de la democracia—: Enrique Valdelvira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz, Francisco Javier Sauquillo Pérez del Arco, Serafín Holgado de
Antonio y Ángel Rodríguez Leal. Pronunciando sus nombres despaciosamente — concluyó— cobran sentido en la Historia y ponen armonía en el universo. Gracias
.
Se produjo un largo aplauso al conferenciante y de sentido homenaje a los nombrados.
Siguió un largo DEBATE, que, igual que las intervenciones precedentes, me veo obligado a resumir en gran medida...
—En Sanlúcar la Mayor, el Ayuntamiento socialista no quita el nombre de calle Teniente Morillo. Mi abuelo salió de su casa un poco antes de que Morillo lo matara.
—Reprochó a las organizaciones de izquierda que no hagan una labor de pedagogía en el pueblo.
—En la transición hubo ley de silencio y de olvido. Al instalar la democracia se rompieron los puentes con la República.
—Ha habido pánico, la represión fue tremenda en la cuenca minera de Rio Tinto. La Asociación de Memoria Histórica debe ser una asociación abierta, bienvenido todo el que quiera participar.
—Yo soy hijo de exiliado. Hay compañeros que estuvieron en la primera legislatura del Ayuntamiento de Camas y se tuvieron que dedicar a atender las necesidades más primarias de los vecinos o a dotar a Camas de una Biblioteca. Ha habido mucho miedo. Me encontré a un torturador mío por la calle y cuando le eché en cara su barbarie, la gente salió corriendo asustada.
—Soy argentino, muchos crímenes no se pudieron denunciar porque había miedo. El miedo llega también a los actos memorialistas.
Respuestas de los conferenciantes:
—Maribel: Solo se puede perdonar lo imperdonable, lo perdonable es fácil. Ya lo dijo Azaña: pan, piedad y perdón.
—Juan Miguel: Un buen camino sería que la Iglesia, con el nuevo Papa a la cabeza, pidiera perdón por haber amparado el genocidio, calificándolo, nada menos que de cruzada de liberación. El art. 32 de la ley se oponen a placas, insignias, y otros símbolos que hagan alusión al franquismo. El Partido popular suprimió la educación para la ciudadanía y está haciendo reverdecer una especie de fascismo.
—Alejandro: Hay proyectos en Córdoba y en otros sitios para ir poniendo nombre a personas y colectivos que han destacado por los derechos humanos: Marcelino Camacho y Ruiz Jiménez, que fueron colegas, siendo este último franquista, reporteros internacionales que arriesgan sus vidas, el expresidente de Uruguay, José Mujica.
Respecto al perdón, llevamos años con encuentro entre víctimas y verdugos. Fue una burrada lo que hicieron en Atocha y además ellos lo celebran con mariscadas cada 24 de enero hasta 1984. No soy quien para perdonar a nadie, yo respeto a mis asesinos. Nosotros, como abogados, nos negamos a que a ellos se les aplicara la pena de muerte, entonces vigente, porque nada se consigue con ello.
Miguel F. V.
PSOE de Camas al Servicio de todos los Cameros y Cameras
